01 septiembre 2006

Alfonsina Storni

Mini biografía

Alfonsina Storni nació en Suiza el 22 de mayo de 1892. Hija de Alfonso Storni ( de quien hereda el nombre y de Paulina Martignoni) Siendo muy pequeña, su familia se trasladó a la Argentina. Vivió en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires. Fue obrera, corista, cajera de tienda, maestra y directora de escuela, además de corresponsal en una revista.

Literalmente, comenzó a escribir a los 12 años. Sus primeros versos aparecen en revistas como “Mundo Rosarino” y “Monos y Monadas”. A los 20 años sufre su primer desengaño amoroso con un hombre casado mayor que ella que la deja embarazada. Viaja a Buenos Aires y da a luz a Alejandro el 21 de Abril de 1912.

Comienzan a aparecer sus libros y se vuelve conocida y admirada. Obtuvo el premio nacional en 1922 y al año siguiente se le creó una cátedra en la “Escuela Nacional de Lenguas Vivas”. Viaja a Europa y de regreso a la Argentina es operada de un tumor . Alfonsina no continúa con el tratamiento y vive sus últimos años atemorizada por la muerte.

Terminó su vida arrojándose al mar, suicidándose ahogada en la playade la Perla en el mar de Plata el 25 de octubre de 1938, a los 46 años de edad.

Alfonsina publicó siete libros de poemas: “La inquietud del rosal” (1916), “El dulce diario” (1918), “Irremediablemente” (1919), “Languidez” (1920), “Ocre” (1925), “Mundo de siete pozos” (1934) y “Mascarilla y trébol” (1938), además una ”Antología poética” (1938) que contenía poesías inéditas y un libro de poemas en prosa, “Poemas de amor” (1926).


Aspectos poéticos

Alfonsina Storni es una de las más inspiradas poetisas de la lengua hispanoamericana, notándose en sus primeros poemas la influencia del romanticismo de “Becker” y también del modernismo de “Rubén Darío”.

Su poesía, muy personal, traduce su lucha interior, sus esperanzas, sus fracasos, sus triunfos y desalientos, predominando el amor y el sentimiento, desnudando su alma y develando una exquisita feminidad.

A la Storni se le considera una poetiza que se desprende de la poesía Rubén Darío, situándose entre el modernismo y las vanguardias. Alfonsina comienza con el discurso femenino con la certeza de que la mujer es un ser pensante, capaz de crear y de expresarse. Alfonsina se transforma en la voz viva de las féminas que “Góngora” trazaba entre rimas barrocas. Es la voz de la idealizada mujer imposible del romanticismo. Es la voz de la mujer que el modernismo había elevado como mujer posible con las rimas de “Rubén Darío”.

La poetiza argentina es la mujer verbo, dejando de ser así la mujer, un sustantivo. Es desde entonces la mujer la que habla de lo que le ocurre, es ella quien se mueve y ella misma la que hablará desde su carne o desde su espíritu y contemplará al hombre. Ahora es al revés, las confesiones de amor está en la boca de la mujer, y esto desconcierta, descolocando los estándares conocidos hasta entonces . Alfonsina habla y se hace oír. Es así como nos encontramos con una voz femenina que representa, a partir de la década del 10 del 1900, a la mujer en cuerpo y alma, con sus sentimientos, recuerdos y meditaciones. Junto a ella encontramos mas voces femeninas, dentro de las que destacan la uruguaya “Juana de Ibarbourou” y la chilena “Gabriela Mistral”.

Su lírica transgresora, es profunda y sincera, expresando con nitidez y soltura todo su interior en una forma rica líricamente hablando y diversa en la métrica. Su diversidad temática incluso la ha llevado a la ironía en poemas como “Hombre pequeñito”, en que además destaca el tema favorito de su obra, el resentimiento contra el varón y la lucha constante por la valoración de la mujer.

Hombre pequeñito, hombre pequeñito
suelta a tu canario, que quiere volar...
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito por que no me entiendes
ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula, que quiero escapar;
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más.

Alfonsina piensa que la mujer no es valorada y se siente superior al término medio de los hombres que la rodean, por otro lado piensa que físicamente la mujer es esclava del hombre, para cumplir los deseos de aquel que es su dueño y se revela a la exigencia del hombre al poseer una mujer pura.

Claro ejemplo de que Alfonsina Storni, no concibe que solo el hombre imponga reglas de honestidad sin que siquiera tal hombre las cumpla. En “Tú me quieres blanca”, expresa su visión a cerca de la pureza con que el hombre debe encontrar a la mujer, la virginidad, y deja clara la injusticia con que se plantea en la sociedad esta situación femenina. La poetiza, plantea también en el poema, que solo cuando él a podido limpiarse de todo su recorrido como amante de varias mujeres y noches de juergas puede exigir a la mujer ser blanca, pura, nívea.

Tú me quieres alba,
me quieres de espuma,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
sobre todas casta,
de perfume tenue,
corola cerrada,
ni un rayo de luna
filtrado me haya,
ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
tú me quieres casta.
Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutas y mieles
los labios morados.
Tú que el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del engaño,
vestido e rojo
corriste al estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
no se todavía
por cuales milagros,
me pretendes blanca...
(Dios te lo perdone),
me pretendes alba.
¡Huya hacia los bosques,
vete a la montaña,
límpiate la boca,
vive en las cabañas,
toca con las manos
la tierra mojada.
Alimenta el cuerpo
de raíz amarga,
bebe de las rocas,
duerme sobre escarcha,
renueva tejidos
con salitre agua,
habla con los pájaros
y lávate a alba,
y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
¡Entonces, buen hombre,
preténdeme nívea,
preténdeme casta,
preténdeme blanca!

Su poesía subjetiva, en un momento deja de ser una mera denuncia de la visión femenina contra el hombre, la lucha constante entre Marte y Venus, deja atrás su melancolía y sus arrebatos pasionales, pasando a una poesía mas obscura, donde la obsesiona el mar y el suicidio. Claro ejemplo es el soneto “Voy a Dormir”, que aún conserva rasgos de la poesía de Rubén Darío, al ser la naturaleza el motivo que rodea su muerte, en el poema expresa:

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.

Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...

Este poema es una especie de epitafio con el cual Alfonsina se despide para ir a descansar al mar. Fue publicado al día siguiente de su muerte.


Alfonsina y el ser mujer

Para algunos existen dos periodos muy marcados en la creación poética de la Storni , el primero que comienza con “La inquietud del rosal” y que termina con “Languidez”, donde se centran sus recuerdos y meditaciones. Por otro lado lamenta haber nacido mujer. Y el segundo periodo en que escribe una poesía dura e intelectual, plasmando en ella la mujer que ha fracasado en el amor y en la vida, anhela además la muerte.

“La que Comprende” es un poema que pertenece a la primera parte de su poesía.

Con la cabeza negra caída hacia delante
Está la mujer bella, la de mediana edad,
Postrada de rodillas, y un Cristo agonizante
desde su duro leño la mira con piedad.

En los ojos la carga de una enorme tristeza,
en el seno la carga del hijo por nacer,
al pié del blanco Cristo que está sangrando reza:
Señor: el hijo mío; ¡que no nazca mujer!

Este poema está compuesto de dos cuartetos de versos Alejandrinos (1° y 3° los versos tienen 14 sílabas y el 2° y 4° versos tienen trece sílabas.). Recurso muy utilizado en el siglo XIII en España y retomado en el neoclasicismo, el romanticismo y modernismo. Podemos agregar que es posible la conformación de este verso gracias a la “sinalefa” que es la pronunciación de una sola emisión de voz de la vocal final de una palabra con la primera de la siguiente, y se da en la primera estrofa del verso de la forma :

1° : caída hacia
2° : mediana edad
3° : y un Cristo agonizante
4° : --------------0----------------

En la segunda se da de la siguiente manera:

1° : de una enorme
2° : --------------0----------------
3° : que está
4° : --------------0----------------

Su rima es consonante entre los versos 1° y 3°; y 2° y 4°.

Dentro de las figuras literarias o retóricas, también llamadas tropo, encontramos en él, metáfora en la segunda estrofa del poema:

En los ojos la carga de una enorme tristeza,

Como podemos darnos cuenta, Alfonsina da un atributo, al que puede pesar, a un abstracto como lo es la tristeza. La tristeza es enorme, demasiada, tanto que pesa en los ojos.

Un procedimiento expresivo muy utilizado por los poetas es el hipérbaton que afecta el nivel sintáctico, alterando el orden de las palabras tanto en prosa, como, sobre todo, en verso. Con el hipérbaton se cambia también el orden lógico en la comunicación de las ideas.

En este poema de Alfonsina tenemos que toda su creación es hipérbaton:

Orden poético:

Con la cabeza negra caída hacia delante
Está la mujer bella, la de mediana edad,
Postrada de rodillas, y un Cristo agonizante
desde su duro leño la mira con piedad.


Orden Lógico:

La mujer bella, la de mediana edad, está postrada de rodillas, con la cabeza negra caída hacia delante y un cristo agonizante la mira con piedad desde su leño duro.

Orden poético:

En los ojos la carga de una enorme tristeza,
en el seno la carga del hijo por nacer,
al pié del blanco Cristo que está sangrando reza:
Señor: el hijo mío; ¡que no nazca mujer!


Orden Lógico:

La carga de una tristeza enorme en los ojos, la carga de un hijo por nacer en el seno, reza al pie del blanco Cristo que está sangrando: Señor: ¡que el hijo mío no nazca mujer!

También se hace presente en el poema la Elipsis en la segunda estrofa del poema donde se calla o suprime “Ella lleva”, su eliminación se justifica para guardar concordancia métrica, debería decir en el verso:

(Ella lleva) En los ojos la carga de una enorme tristeza,
(Ella lleva) en el seno la carga del hijo por nacer,


Podemos destacar que en este poema, se repite “la carga”, como un recurso lírico que permite mayor sonoridad al verso, así dice:

En los ojos la carga de una enorme tristeza,
en el seno la carga del hijo por nacer,


El epíteto o adjetivo explicativo, también se hace presente con “duro leño”, ya que no añade ninguna información y se percibe más bien como una especie de intensificación o exaltación del significado del sustantivo, Ali el verso toma un carácter mas intenso:

desde su duro leño la mira con piedad

Existe una figura retórica llamada “deprecación” o “súplica” en la cual, el que habla o escribe expresa un deseo, hecho que ocurre en el poema de Alfonsina al rezar al Señor:

Señor: el hijo mío; ¡que no nazca mujer!

En esta misma estrofa se incluye la figura retórica de “exclamación”, aunque si tomamos en cuenta que este recurso no indica deseo, sino puro asombro y afecta puramente a la esencial función emotiva del lenguaje y consiste en la expresión vigorosa de un sentimiento para dar fuerza a lo que se dice, debemos inclinarnos por una figura llamada “optación”, donde el que habla o escribe expresa un deseo. En “La que comprende”, Alfonsina ruega:

¡que no nazca mujer!

En una amarga petición, pues es un hijo el que viene en camino, la bella mujer ruega por que ese hijo no debe ser de su mismo género. Toda la ambientación que hace Alfonsina Storni, estalla como un grito desgarrador en ese ruego y no hay mas palabras.

Alfonsina a traves del título de su obra “La que comprende”, nos comienza a demostrar su comprensión con respecto a quien es protagonista de su poesía. Ella se coloca en el lugar de quien sufre el dolor de contener un hijo en el seno, y desear pidiéndole al Señor que no sea mujer. La protagonista también comprende que su hijo será tratado de forma muy diferente en la sociedad, por eso tanto dolor, pero no es un dolor como quien sabe que matarán a su hijo recién nacido, sino como lo que es saber y haber vivido lo que implica la posición que le cabe en la sociedad de comienzos de siglo, o sea la de un segundo plano, la mujer era imposible que hiciera lo que quisiera.

Conociendo la sensación que tiene Alfonsina con respecto a la valoración de la mujer por parte del hombre, el cual escribe poesía sin sentir lo que realmente siente la mujer, por lo que sabe en carne propia el dolor y menosprecio que se tienen por ellas es que comprende a quien reza por que el niño sea varón.

Alfonsina sabe que aunque la mujer sea superior al hombre, no se le valorará ni se le dará el lugar que corresponde.

El feminismo que surge en ella se desvalora al ceder a favor de desear la vida de un hombre al nacer, cuando en verdad debería añorar que nazca una mujer que rompa los estándares que marcaban la vida de la sociedad, así como ella transgredió las normas imperantes hasta entonces, y poniendo de manifiesto por medio de su creación poética, en que la mujer solo era concebida como un ser físicamente dotada para satisfacer la voluntad del hombre, convirtiéndose en una esclava, mas que en una mujer.

En la primera estrofa Alfonsina Storni nos está situando contextualmente ante la situación de la mujer, nos advierte de quien habla y en que posición corporal se encuentra, aún no nos dice que le pasa. Al escribir, Con la cabeza negra caída hacia delante, manifiesta no solo que su cabellera es negra, sino que además el luto cubre sus pensamientos, el color negro puede simbolizar el dolor que la hace estar postrada de rodillas.

Con Está la mujer bella, la de mediana edad, nos está dando a conocer los atributos de esta mujer, y que aún con la hermosura de su parte y con la madurez que da la experiencia, está casi derrumbada ante un Cristo agonizante. La mujer no dice nada, no hay palabras en su boca , y el Cristo desde su duro leño la mira con piedad, seguro sabe el dolor que tiene esa mujer que llegó a apostarse ante él, o tal vez solo sea la mirada de aquel Cristo que murió en la cruz, que está representado clavado en ella y no es mas que leño sobre el leño.

En el segundo verso Alfonsina , nos habla del sentimiento que contrae a la mujer En los ojos la carga de una enorme tristeza, una pena al parecer infinita, de esas que llenan los ojos de profunda oscuridad, pero aun no dice a que se debe esa pena, solo nos alerta al informarnos que en el seno la carga del hijo por nacer, una carga que puede ser asociada a un lastre que debe de arrastrar y le aflige, tanto para poseer en ella una onda pena.

Posteriormente al referirse a blanco Cristo nos manifiesta su valoración a este ser puro, haciendo un contraste además de símbolos con la cabeza negra de la primera estrofa. Con que está sangrando, intensifica el ambiente en que está la mujer su dolor lo refleja en la heridas sangrantes de Cristo. Solo en este momento Alfonsina nos dice que hace realmente esta mujer reza, podemos pensar que la mujer, por la tristeza enorme y el hijo que carga en su seno, quizás no lo quiere y lo siente como algo que la tiene atrapada en una situación sin salida, sin embargo el asombro se hace presente al darnos a conocer lo que reza la mujer, solo en este momento sabemos que aflige tanto a esta futura madre cuando a modo de súplica dice Señor: el hijo mío; ¡que no nazca mujer! .

Alfonsina Storni, traza con su pluma la historia de esta mujer a la cual comprende. ¡que no nazca mujer!, en un mundo dominado por hombres y donde es tan difícil ser mujer. Esta mujer sufriente tema quizás que su hijo, que si es mujer pueda pasar por los pesares que ella ha pasado, y no quiere que sufra lo que ella a sufrido. No conocemos si ese hijo es parte de un matrimonio o si fue de algún amor furtivo, lo que está claro es que la sensación que tiene la mujer bella es casi incomprensible hoy en día, donde la mujer a alcanzado posiciones que antes era imposible imaginar.

Con “La que comprende” queda clara la posición de su mirada con respecto al mundo y lo que han sido sus reflexiones, como ya rescatamos, este poema corresponde a la que es considerada la primera parte de su obra, la que se centra en su resentimiento contra el hombre, y su lástima por ser mujer y que existan féminas que no puedan alcanzar lo que se merecen.

Alfonsina reclama un lugar distinto frente al hombre, pero no como ser mujer sexualidad, como cuerpo del deseo masculino, sino como integridad total, cuerpo y mente, que se iguala al barón, en el ser intelectual. Ella hace ver a la sociedad la calidad de entes masculinos frente a lo femenino.